Cómo la Presión Arterial Alta Puede Afectar su Salud

Nuevos estudios confirman que la hipertensión o presión alta es una de las enfermedades más comunes a nivel mundial. Y, lamentablemente, los casos solo han ido en aumento a lo largo de los años.

Esto se debe en gran parte al estilo de vida que llevan muchas personas. Por si no lo sabías, la hipertensión es responsable del 65% de los ataques cardíacos agudos y del 80% de los accidentes cerebrovasculares.

Debido a estas cifras, hoy en día es considerada una de las principales causas de muerte en el mundo. Por ello, es importante hablar de este tema tan relevante para que sirva de alerta a la población, ya que esta enfermedad, si no se trata adecuadamente, puede traer graves complicaciones de salud.

Los profesionales de la salud también advierten que el mayor desafío es que menos de la mitad de las personas que padecen hipertensión no la controlan correctamente.

Por eso, en el post de hoy veremos cómo la presión alta puede afectar a tu salud a largo plazo. ¡Mira a continuación!

Daño causado por niveles altos de presión arterial en el corazón

La hipertensión arterial, si no se trata, puede desencadenar enfermedades graves e incluso provocar la muerte del paciente. Y el corazón es uno de los órganos más afectados por la hipertensión.

Esto ocurre porque, debido a la presión arterial alta, el corazón necesita trabajar el doble, por así decirlo, ya que la demanda de trabajo es mayor.

Normalmente, cuando la presión se eleva constantemente, los vasos tienden a volverse más rígidos y, en consecuencia, pierden elasticidad. Por tanto, el corazón tiene que ejercer una mayor fuerza para poder bombear sangre al resto de los órganos.

Todo esto a largo plazo, puede ocasionar cambios en la contracción y relajación del músculo cardíaco, ocasionando complicaciones como: enfermedad de las arterias coronarias, angina, insuficiencia cardíaca, y en casos más graves hasta muerte súbita cardíaca.

Efectos de la presión arterial alta en el sistema circulatorio y los vasos sanguíneos

Para que la sangre llegue a todos los órganos del cuerpo, el corazón la bombea y circula por las arterias. A medida que se bombea la sangre, se empuja contra las paredes de los vasos sanguíneos.

Esta tensión que se produce en las arterias se denomina presión arterial. Por lo tanto, cuando la presión es alta, la sangre que circula comienza a lastimar las paredes de los vasos, lo que los hace más estrechos y endurecidos.

Si la presión arterial no se controla adecuadamente, a la larga, los vasos pueden obstruirse e incluso romperse. Si el vaso afectado se encuentra en el cerebro, puede provocar un Accidente Vascular Cerebral (ACV).

Complicaciones que pueden surgir como resultado de la presión arterial alta a largo plazo

La hipertensión no tratada puede provocar graves complicaciones de salud, ya que es el principal factor de riesgo de varias enfermedades. Entre ellas podemos mencionar las enfermedades cardiovasculares, la insuficiencia renal, la diabetes y los problemas de visión.

En el caso de los riñones, estos cumplen la función de filtrar la sangre, sin embargo, debido a la presión arterial alta, las arterias se dañan.

Pronto los riñones pierden la capacidad de filtrar como deberían. Esto hace que empiecen a fallar, y en casos más graves puede llevar al paciente a realizar hemodiálisis.

Además, debido al aumento de la presión arterial, la salud visual también puede sufrir graves consecuencias.

Entre ellos se encuentran: desprendimiento de retina, oclusión venosa de retina, hemorragia vítrea, cataratas e incluso glaucoma.

Conclusión

Como podemos ver, la presión arterial alta puede llevar al individuo a sufrir varias complicaciones de salud graves. Por eso, debido a que es una enfermedad que no suele presentar síntomas, lo más recomendable es que a partir de los 20 años se mida la presión al menos una vez al año.

Con esto se puede hacer un diagnóstico precoz si la persona lo padece. Incluso tratándose de una enfermedad crónica, es posible lograr una mejor calidad de vida siguiendo una atención médica adecuada y adquiriendo hábitos saludables. Y recuerda, ante cualquier duda, consulta con tu médico.